jueves, 1 de diciembre de 2016

Kevin Santiago Manrique Mosquera
16 años
Futuro Licenciado en inglés

Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar…

A veces me pongo a rememorar los años pasados, pienso en cuantas cosas han cambiado desde el día en que un yo, aún más joven, entro por primera vez a un aula de clase, hasta el día de hoy, cada año nuevo de clases era tan extraño, tan diferente, tan nuevo y a la vez tan familiar, vi como muchas personas iban y venían, pensaba que todo era así por una razón y me atrevía a cuestionar como los cambios afectarían mi camino hacia el futuro, sin embargo, mis amigos caminantes, no hay camino, sino estelas en la mar, y la mar es la vida, no hablo solo del colegio, hablo de cada segundo en que respiramos, hablo de cada latido de nuestros corazones, de cada sensación que experimentamos, de las peleas, los enojos, los amores pasajeros, los amores duraderos, las tristezas, el miedo, las alegrías nuestros triunfos y derrotas; entonces, se preguntaran cuáles son las estelas, eso es innecesario responderlo, ustedes ya lo saben y cada uno tiene las suyas propias, y una que otra que comparte con el resto.

Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar…

Recordar puede ser tan doloroso como gratificante, depende de cómo recuerdes tú las cosas, puedo hablar por mí mismo al decir que, tengo tanto buenos recuerdos como malos, me rio a veces pensando en las cosas que hicimos, lloro  por cosas que ya pasaron, es tan misterioso el país de las lágrimas, pues también a veces lloro de alegría y emoción, no solo cuando recuerdo, sino también cuando sueño con las estelas y como hare mi camino sobre el mar.

Es inevitable el sentimiento de desazón al escribir esto, así que aprovecho para agradecer desde aquí a todas las personas que me ayudaron a construir camino, a las personas que levantaron mi cabeza y me inspiraron a seguir dejando huellas en este extenso océano. A Dios, a mis profesores, a todos, incluso aquellos sin título de licenciado, más que aquel que otorga la vida, a mis padres y todas las personas que asumieron tal papel cuando lo necesite, a mis compañeros que me mostraron varias de sus facetas y compartieron conmigo parte de este camino, a mis amigos, que son de mis pocas riquezas, a mis pies, que han andado ya tanto camino y aun andarán mucho más…

Cuando el jilguero no puede cantar, alcen la cabeza conmigo y sonrían por cada lagrima que han llorado, cuando el poeta es un peregrino, no le dejen solo, y así como a mí me tendieron la mano, guíenlo con sus pocos conocimientos de esta tierra, él o ella pueden enseñarles cosas valiosas a cambio, cuando de nada nos sirve rezar, no perdamos la esperanza y pensemos siempre en aquello que nos reconforta, sea algo o alguien; Griten a todo pulmón “Caminante no hay camino, se hace camino al andar…” grítenlo muy fuerte, que Antonio Machado pueda oírlos, recítenlo como himno a la vida, al misterio y a la duda, a la incertidumbre, úsenlo como escudo contra el miedo y motivación para hacer un camino aún mejor cada día.

Nunca dejen de escribir su historia con pasión

Golpe a golpe, verso a verso…