Kevin Santiago Manrique
Mosquera
16 años
Futuro Licenciado en inglés
Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar…
A veces me pongo a rememorar
los años pasados, pienso en cuantas cosas han cambiado desde el día en que un
yo, aún más joven, entro por primera vez a un aula de clase, hasta el día de
hoy, cada año nuevo de clases era tan extraño, tan diferente, tan nuevo y a la
vez tan familiar, vi como muchas personas iban y venían, pensaba que todo era
así por una razón y me atrevía a cuestionar como los cambios afectarían mi
camino hacia el futuro, sin embargo, mis amigos caminantes, no hay camino, sino
estelas en la mar, y la mar es la vida, no hablo solo del colegio, hablo de
cada segundo en que respiramos, hablo de cada latido de nuestros corazones, de
cada sensación que experimentamos, de las peleas, los enojos, los amores
pasajeros, los amores duraderos, las tristezas, el miedo, las alegrías nuestros
triunfos y derrotas; entonces, se preguntaran cuáles son las estelas, eso es innecesario
responderlo, ustedes ya lo saben y cada uno tiene las suyas propias, y una que
otra que comparte con el resto.
Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la
senda que nunca se ha de volver a pisar…
Recordar puede ser tan
doloroso como gratificante, depende de cómo recuerdes tú las cosas, puedo
hablar por mí mismo al decir que, tengo tanto buenos recuerdos como malos, me
rio a veces pensando en las cosas que hicimos, lloro por cosas que ya pasaron, es tan misterioso
el país de las lágrimas, pues también a veces lloro de alegría y emoción, no
solo cuando recuerdo, sino también cuando sueño con las estelas y como hare mi
camino sobre el mar.
Es inevitable el sentimiento
de desazón al escribir esto, así que aprovecho para agradecer desde aquí a
todas las personas que me ayudaron a construir camino, a las personas que
levantaron mi cabeza y me inspiraron a seguir dejando huellas en este extenso
océano. A Dios, a mis profesores, a todos, incluso aquellos sin título de
licenciado, más que aquel que otorga la vida, a mis padres y todas las personas
que asumieron tal papel cuando lo necesite, a mis compañeros que me mostraron
varias de sus facetas y compartieron conmigo parte de este camino, a mis amigos,
que son de mis pocas riquezas, a mis pies, que han andado ya tanto camino y aun
andarán mucho más…
Cuando el jilguero no puede
cantar, alcen la cabeza conmigo y sonrían por cada lagrima que han llorado,
cuando el poeta es un peregrino, no le dejen solo, y así como a mí me tendieron
la mano, guíenlo con sus pocos conocimientos de esta tierra, él o ella pueden
enseñarles cosas valiosas a cambio, cuando de nada nos sirve rezar, no perdamos
la esperanza y pensemos siempre en aquello que nos reconforta, sea algo o
alguien; Griten a todo pulmón “Caminante no hay camino, se hace camino al
andar…” grítenlo muy fuerte, que Antonio Machado pueda oírlos, recítenlo como
himno a la vida, al misterio y a la duda, a la incertidumbre, úsenlo como
escudo contra el miedo y motivación para hacer un camino aún mejor cada día.
Nunca dejen de escribir su historia con pasión
Golpe a golpe, verso a verso…